Entrevista a Patricia Sánchez
"Es imprescindible que las instituciones acuerden incluir oficialmente en el currículo escolar una asignatura, transversal a todas las ramas de estudios sobre finanzas básicas"

Hemos entrevistado a una de las investigadoras del IE Foundation que ha participado en el Informe sobre Brecha de Género del Observatorio del Ahorro Familiar y que la Fundación Mutualidad Abogacía presentó el pasado 9 de marzo en la sede del ICAM, con motivo del Día de la Mujer.
Según el último informe publicado por el Observatorio del Ahorro Familiar, las mujeres poseen menos competencias financieras que los hombres, a pesar de tener mayor educación general en los países desarrollados.¿Qué medidas se deben tomar para que dentro de unos años estos datos cambien y se equiparen el nivel competencial entre sexos
En primer lugar, partimos de la base de que la capacitación financiera de la población en general es muy baja, tanto en hombres, como en mujeres. Y que efectivamente, parece haber una brecha de género en este aspecto, puesto que, a su vez, el conocimiento que tienen las mujeres es inferior al de los hombres. Conocer a qué se deben estas diferencias va a determinar las medidas a tomar por parte de las instituciones.
A este respecto, los resultados del informe arrojan algunas conclusiones reveladoras. Y es que, no parece que la brecha se deba únicamente (como se pensaba hasta ahora) a la falta de confianza que las mujeres tienen en sus propios conocimientos, sino que probablemente los hombres tengan un exceso de confianza. Es cierto que obtienen más aciertos, pero también fallan más que las mujeres en sus respuestas. Es decir, los hombres, cuando no están seguros, se la juegan y responden (acertando o fallando). Las mujeres, cuando no están seguras, reconocen esa inseguridad y prefieren no responder. Por tanto, es posible que la brecha de género se deba, por lo menos en parte, a este sesgo de comportamiento, así como a los otros dos factores en juego, la falta de conocimientos y la falta de confianza.
En cuanto a las medidas que se deberían tomar, creo que es imprescindible desde ya que las instituciones acuerden incluir oficialmente en el currículo escolar una asignatura, transversal a todas las ramas de estudios (por ejemplo, en bachillerato y en FP), sobre finanzas básicas en las que se expliquen y se enseñen tanto conceptos básicos como la inflación, el interés simple y compuesto, y la diversificación, como conocimientos sobre los distintos productos de ahorro y de crédito, y sus principales características. De esta forma podríamos mejorar la capacitación financiera de las futuras generaciones y reducir a su vez la brecha de género, haciendo igual de accesible el conocimiento financiero a mujeres y hombres.
Por otro lado, es necesario también abordar el sesgo de comportamiento que hemos podido identificar en el estudio y que ya he mencionado previamente. Pero esta vez, corresponde a la comunidad científica abordar este problema diseñando encuestas, cuestionarios o preguntas que tengan en cuenta esta problemática. Una posibilidad sería eliminar la opción de no respuesta (“no lo sé”), forzando de esta forma a las personas indecisas a responder y que el azar en este caso tenga el mismo peso en hombres y en mujeres; otra opción sería diseñar preguntas con más opciones de respuesta, reduciendo de esta forma el peso de acierto por azar en los hombres que responden sin estar seguros de sus respuestas. Habría que estudiar qué opción sería la más apropiada.
¿Qué papel tienen las propias entidades financieras en estos resultados?, ¿consideras que su información de bienes y servicios financieros es accesible y acerca al ciudadano conceptos necesarios para comprender qué te están ofreciendo como cliente?
Si bien es cierto que en los últimos años se viene haciendo un esfuerzo por impulsar y mejorar la educación financiera en los ciudadanos, gracias a proyectos como el Plan de Educación Financiera desarrollado por la CNMV y el Banco de España, y otros desarrollados por algunas entidades bancarias, viendo los resultados de nuestro informe parece ser que aún queda mucho camino por recorrer.
Creo que es necesario que las entidades financieras sigan apostando y desarrollando iniciativas que ayuden a las personas a comprender y conocer realmente los distintos productos de ahorro e inversión que hay disponibles en el mercado. Hay que animar a las personas a participar activamente en su vida financiera, aportándoles información clara y concisa que les ayude a tomar decisiones conscientes para mejorar la salud financiera de sus hogares. Para conseguirlo, es necesario hacer una labor pedagógica y divulgativa importante, utilizando un lenguaje accesible y comprensible para el ciudadano de a pie.
Si el Observatorio del Ahorro Familiar repitiese esta investigación dentro de 5 años, ¿qué resultados te gustaría se desvelasen?
Creo que sería muy bonito poder repetir la encuesta dentro de 5 años y que en el título del trabajo desapareciese la referencia a la brecha de género. Es decir, sería fantástico que en los datos no se detectase realmente brecha de género en este aspecto, o por lo menos, que el gap en conocimientos financieros entre hombres y mujeres se redujese significativamente.
Si bien es cierto que mejorar el nivel de educación financiera de la población en general no es sencillo, y por tanto, es un objetivo a medio-largo plazo, por otro lado, creo que es importante marcarse metas a corto plazo. Una de esas metas podría ser rediseñar la encuesta incluyendo la perspectiva de género, y comprobar si efectivamente la brecha de género se reduce en parte.
El pasado 9 de marzo Fundación Mutualidad Abogacía organizó un evento con motivo de la semana de la mujer donde se habló como el síndrome de la impostora puede estar relacionado con la interiorización falsa de que las mujeres tenemos menos competencias financieras ¿cuál es tu opinión?
En primer lugar, me gustaría recordar, como se comentó en el evento, que el síndrome del impostor (o de la impostora), es un fenómeno que no existe únicamente en las mujeres, sino también en los hombres, y que hace referencia a la creencia de que los propios logros son fruto de la suerte, generando sentimientos de ansiedad por miedo a ser descubiertos como “impostores/as “.
Teniendo esto en cuenta, creo que es posible que este fenómeno juegue su papel en algunas personas que son más propensas a sufrirlo, pero no solo mujeres, también hombres. De hecho, en nuestro estudio, la proporción de hombres que no confiaban en sus competencias financieras (cuando realmente las tienen) era mayor que la proporción de mujeres sin confianza en sus conocimientos (21% vs. 17%).
Por tanto, no podemos explicar la brecha de género en competencias financieras basándonos únicamente en una supuesta falta de confianza de las mujeres, sino que también quedaría explicada, en parte, por ese sesgo de comportamiento que ya he comentado antes. Asimismo, hay otros factores que también estarían jugando su papel, como por ejemplo los estereotipos relacionados con la distribución de las decisiones financieras en el hogar o la brecha salarial, que aún hoy siguen presentes en nuestra sociedad.